En un despliegue descarado de insensibilidad, delincuentes volvieron a hacer de las suyas en la Unidad de Víctimas de Riosucio, Chocó, dejando tras de sí un rastro de desolación y preguntas sin respuesta. El incidente, ocurrido en la sombría noche del 28 de febrero, pone de manifiesto la audacia con la que actúan estos maleantes, sin importarles el grave impacto de sus acciones en la recuperación y el bienestar de las víctimas de Riosucio.
La metodología del hurto fue tan audaz como desconsiderada, penetrando el lugar a través del salón de reuniones y apropiándose de valiosos equipos: dos computadores, un router completo, dos mouse y hasta el cable del cargador de un portátil. Esta no es la primera vez que la unidad sufre ataques semejantes, recordando con amargura el robo del año anterior que incluyó hasta un tanque de almacenamiento de agua.
La repetición de estos hurtos levanta serias dudas sobre la eficacia de las medidas de seguridad en la unidad y la acción preventiva de las autoridades municipales. ¿Qué se está haciendo para proteger estos esenciales servicios destinados a apoyar a los más vulnerables de Riosucio?
Nuestro medio condena enérgicamente estos actos de vandalismo y hace un llamado a la comunidad y a las autoridades para unirse en busca de soluciones que aseguren la devolución de los bienes sustraídos y la implementación de estrategias efectivas contra la delincuencia, con el fin de retomar cuanto antes la indispensable labor de asistencia a las víctimas en nuestro municipio. La solidaridad, la vigilancia comunitaria y el compromiso institucional son claves para que Riosucio se sobreponga a esta cadena de atropellos contra su gente más necesitada.
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