En una iniciativa liderada por Función Pública, se llevó a cabo un encuentro significativo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en Bogotá, enfocado en la protección y promoción de la bebida ancestral del Viche, enmarcado en la Ley 2158 de 2021. Este diálogo reunió a representantes de distintos sectores y comunidades, incluyendo la importante participación de Chocó, junto a Cauca, Nariño y Valle del Cauca.
Durante este evento, ocho maestros y maestras de estos departamentos, representantes de sus territorios, aportaron sus voces y perspectivas. La jornada fue un espacio para definir una agenda participativa, orientada a la rendición de cuentas sobre los avances y desafíos en la implementación de la Ley del Viche. Estos diálogos son cruciales para asegurar que las políticas públicas reflejen las necesidades y aspiraciones de las comunidades involucradas.
Aura Isabel Mora, directora de Participación, Transparencia y Servicio al Ciudadano de Función Pública, destacó la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el cuidado de lo público. Su visión busca establecer un nuevo tipo de diálogo social, que fomente la confianza entre las comunidades y el Estado.
La primera jornada se centró en aspectos pedagógicos, donde se construyó la agenda participativa para el cuidado del Viche. Las ciudadanías diversas plantearon sus inquietudes y las entidades respondieron, delineando los avances en la protección de esta ley. La jornada contó con la presencia de representantes de varios ministerios y agencias gubernamentales, lo que resalta la relevancia y el compromiso intersectorial.
Un momento destacado fue la intervención de Anderley Viveros Valencia, productor de Viche de López de Micay (Cauca), quien resaltó la importancia de la Ley 2158 para el comercio y el bienestar económico de las comunidades. En la tarde, el enfoque cultural y ancestral fue liderado por Aura Balanta, una mujer perteneciente a la comunidad afro, quien rindió homenaje a las ciudadanías del Pacífico.
Este evento no solo simboliza un paso adelante en la protección y promoción de una tradición ancestral, sino también refuerza el compromiso del Estado y las comunidades para trabajar juntos en el respeto y la preservación de las culturas autóctonas. La participación de Chocó y los otros departamentos es un testimonio de la diversidad y riqueza cultural de Colombia, y de la necesidad de protegerla para las generaciones futuras.
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