Con este resguardo, la Unidad para las Víctimas inició acercamientos desde el 2013 y se aproximó a los pobladores y autoridades para identificarlos como posible sujeto de reparación colectiva, lo que se consolidó en 2014.
Un tambo comunitario que se utilizará para reuniones de sus habitantes, fue entregado como medida de restitución del Plan Integral de Reparación Colectiva PIRC al resguardo indígena Cuti (embera katío) del corregimiento Gilgal, jurisdicción de Unguía (Chocó).
El tambo se logró culminar poco antes de iniciar el aislamiento obligatorio, mediante el esfuerzo conjunto con la comunidad y utilizando la madera y mano de obra nativas, de acuerdo con sus usos y costumbres.
Esta medida de restitución fue implementada con el objetivo de resarcir las afectaciones sufridas a causa del conflicto armado como colectivo y retomar en este lugar sus prácticas ancestrales como mingas, palabreos, bailes, actividades de cantos, reuniones institucionales y prácticas de medicina propia.
“Este tambo, desde su propia cosmovisión, materializa y aporta a la recuperación y reconocimiento de los sitios sagrados, permitiendo que 49 familias embera katío que hacen parte del resguardo Cuti, puedan extender y transmitir el conocimiento sus costumbres ancestrales a los más pequeños, preservando su identidad en estos espacios”, dijo Elizabeth Granada Ríos, directora de la Territorial Urabá-Darién de la Unidad para las Víctimas.
Esta comunidad, a través del recurso de la indemnización colectiva y la entrega de materiales por parte de la Unidad para las Víctimas, logró además de la consolidación del tambo, la construcción de una escuela con dos aulas de clase y una bodega para guardar implementos propios de su actividad productiva.
Según Patricia Elena Guasarupa Domicó, miembro de la comunidad, “agradecemos mucho por el apoyo que nos ha brindado la Unidad a la comunidad y estamos satisfechos por este tambo que ha sido como un regalo para nosotros; la verdad nos estamos beneficiando mucho y ya tenemos donde reunirnos siempre y cuando podamos estar de nuevo juntos y en armonía”.
Con el resguardo indígena Cuti, la Unidad para las Víctimas inició acercamientos desde el 2013 a través de la modalidad de oferta y se aproximó a los pobladores y autoridades del resguardo para identificarlos como posible sujeto de reparación colectiva, permitiendo así que el 18 de marzo de 2014 el representante legal del resguardo, a través del acta de voluntariedad, accediera a vincularse al programa de reparación colectiva.
A la fecha, la entidad realiza seguimiento y el acompañamiento constante a las acciones y medidas contempladas en el Plan Integral de Reparación Colectiva Étnico, con el que se espera seguir avanzando conforme a los medios alternativos así lo permitan, mientras se retoman las actividades en territorios.