Preocupación por inicio de inundaciones en el Municipio de Riosucio Chocó.

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En su recorrido de 750 kilómetros el Atrato es el eje central de las comunidades que habitan en sus orillas. Pero desde hace años agoniza.

En Carmen del Atrato la minería y un proyecto hidroeléctrico lo amenazan desde su nacimiento; en el Medio Atrato, la extracción ilegal de oro con mercurio lo envenena, y en su parte Baja, donde los territorios se encuentran más golpeados por el conflicto armado, la explotación forestal cobra mucha más fuerza y termina por enfermar este afluente que llega casi muerto a regar sus aguas en el Caribe.

Esa fue la conclusión a la que llegó el Centro de Estudios para la Justicia Social ‘Tierra Digna’, que desde 2010 hace presencia en el Chocó. En 2015 presentó una acción de tutela en representación de los consejos comunitarios Cocomopoca, Cocomacia, Asocoba y Fisch,
En este mismo sentido voceros de los municipios de Riosucio y Carmen del Darién que en 2012 aún con las afectaciones del fenómeno de la niña, se desplazaron a Bogotá y a través de huelgas y actos de protestas lograron que se instalará la mesa por el Atrato (espacio de interlocución entre el gobierno nacional y las comunidades del Bajo Atrato y el Darién) donde se demostró con diferentes pruebas, como estudios de batimetría y experiencias como MATUNTUGO; que si se hace dragados y mantenimientos permanentes al menos a 3 de las 15 bocas en las que el Atrato vierte sus aguas al golfo de Urabá; las posibilidades de inundaciones se reducirían considerablemente.

El 10 de noviembre fue proferido el fallo de la sentencia T-622 de 2016 que reconoce “al río Atrato, su cuenca y afluentes como una entidad sujeto de derechos”. Es la primera vez que la corte más importante de un país profiere un fallo como este, aunque hay casos similares en Nueva Zelanda. A casi un año de la publicación de esta sentencia y como si fuera un grito de protesta el Río se volvió a desbordar.

Hoy una vez más el bajo Atrato se encuentra amenazado a sufrir una nueva inundación, y se vuelven a encender las alarmas por todo lo que esto implica: graves afectaciones en la movilidad y la dinámica social de sus moradores, pérdida de productos agrícolas y mucho más grave las muertes por inmersión de niños o niñas saldos lamentables tras cada que el río se sale de su cauce.

Los habitantes del Municipio de Riosucio- Chocó, han aprendido a convivir con el abandono del estado sin acueducto o agua potable, alcantarillado, malas infraestructuras educativas, haciendo las necesidades fisiológicas en el río para después cocinar, bañar, cepillarse, lavar los platos y ropa con esa misma agua hacen parte del diario vivir de esta población.

Se trata de personas que durante años han sido víctimas de inundaciones y de muerte de varios niños en las mismas, razón por la cual continúan pidiendo a gritos la atención y ayuda del Gobierno Nacional.

En síntesis la falta de atención del estado colombiano, la tala indiscriminada y la minería ilegal, son algunas de las causas de las sedimentaciones que se presentan en las bocas del Atrato en el Golfo de Urabá. Razón por la cual una vez más el río se desbordó y sus aguas quedaron embotelladas en varios municipios del bajo Atrato causando esta emergencia que empeora con los frecuentes aguaceros que se registran en el sector.

No hay puentes en varios sectores que ya se encuentran inundados principalmente en el barrio villa Rufina donde los estudiantes presentan dificultades para llegar a su institución educativa; sumado a los taponamientos que se registran en algunos ríos.
El llamado a los organismos del estado a atender la delicada situación que se vive en las comunidades de la rivera del río Atrato para la cuales el dragado de las bocas seria gran parte de la solución, a la comunidad en general a tener precauciones sobre todo con los niños.

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