En cuidados intensivos se encuentra el río Truandó en el Municipio de Riosucio Chocó.

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Son impresionantes las imágenes de la palizada que impide la navegabilidad en el río Truandó en el municipio de Riosucio.

Es un eterno tormento el que viven las comunidades chocoanas en este caso las del Bajo Atrato. El taponamiento de sus ríos, único medio de movilización en gran parte de esta geografía permanecen taponados.

Y es que en este departamento sobresale el imponente Río Atrato, única arteria fluvial de la región del pacifica colombiano que desemboca en el océano atlántico, específicamente en el golfo de Urabá al norte del departamento del Chocó. El Bajo Atrato, comprende el complejo fluvial de la cuenca del Atrato y las subcuencas de los ríos: Jiguamiandó, Curbaradó, Domingodó, Truandó, Salaquí, la Larga Tumaradó y Cacarica.

La región también es reconocida por su gran biodiversidad y potencial de recursos hídricos.

La cuenca del río Truandó es habitada por 16 comunidades. Once son afrodescendientes conocidas como: La Nueva, Clavellino, Dos Bocas, Bocas de Taparal, Truandó Medio, Pavas, El Grito, Villa Hermosa, El Limón, Quiparadó Platanillo y Tortugas. Y cinco comunidades indígenas conocidas como Jagual, Marcial, Pichinde, Peñas Blancas y Quiparadó.
Las familias que conforman estas comunidades basan su economía en la extracción de maderas, la pesca, el cultivo de maíz, arroz plátano y árboles frutales destacándose en ellas el aprovechamiento sostenible del bosque.

El río Truandó, que es la principal vía de movilización de estas comunidades, por décadas viene presentando un taponamiento progresivo de su cauce principal por toneladas de palizadas que son arrastradas por la corriente en épocas de invierno, esto ha ocasionado otros problemas que vienen padeciendo estos pobladores amenazando con ello su subsistencia:
Sedimentación y pérdida del caudal del Río
Disminución de la pesca y alteración del ecosistema
Disminución de la movilidad
Pérdida del potencial de oxígeno disuelto y por ende disminución de las especies acuáticas. Todo esto termina afectando la economía de los pobladores

A principio de este año en medio de la pandemia el río Chintadó, una sub cuenca del Truandó, presentó taponamiento y desbordamiento afectando a más de 250 familias de las comunidades afros e indígenas que la habitan. En lo que va del 2020 se han contado varias emergencias relacionadas con este fenómeno natural producto en ocasiones del uso indebido de sus recursos.

En la actualidad una enorme palizada a la altura de la comunidad de la nueva, según reportaron habitantes del Truandó al Radar, impide la movilidad por este sector del río

Truandó, aunque hace poco INVÍAS realizó trabajos con maquinaria pesada su estado actual es alarmante. Este río cuál paciente que agoniza requiere atención especializada y no más pañitos de agua tibia. Los kilómetros de palizadas que permanentemente se forman no solo atentan contra la economía de sus habitantes sino que además pone en riesgo la vida y la salud de sus pobladores

El Río Truandó está en cuidados intensivos y en lugar de una Unidad de Cuidados Intensivos UCI este río necesita con urgencia un TIO es decir Trabajos Integrales y Oportunos.

 

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