Las intensas lluvias registradas en las últimas horas ocasionaron el desbordamiento del río Truandó, provocando la pérdida de cultivos de pancoger, animales y dificultades para la movilidad de las familias ribereñas.
Los habitantes han solicitado la intervención de la Oficina Municipal de Gestión del Riesgo, con el propósito de atender la emergencia y reducir los daños causados.
El Truandó hace parte del complejo fluvial del Bajo Atrato, junto con ríos como Jiguamiandó, Curbaradó, Domingodó, Salaquí, La Larga Tumaradó y Cacarica. Su cuenca es habitada por 16 comunidades, de las cuales once son afrodescendientes La Nueva, Clavellino, Dos Bocas, Bocas de Taparal, Truandó Medio, Pavas, El Grito, Villa Hermosa, El Limón, Quiparadó Platanillo y Tortugas— y cinco son indígenas —Jagual, Marcial, Pichindé, Peñas Blancas y Quiparadó.
La economía de estas poblaciones depende de la pesca, la extracción de maderas, el cultivo de arroz, maíz, plátano y frutales, además del uso sostenible del bosque. El río, además de proveer alimentos, es la principal vía de transporte de la zona.
Desde hace años, el Truandó enfrenta un taponamiento progresivo de su cauce por toneladas de palizadas que arrastra la corriente en temporada de lluvias. Esto ha generado sedimentación, pérdida de caudal, disminución de la pesca, dificultades en la movilidad y alteraciones del ecosistema que afectan directamente la economía de sus habitantes.
Vale la pena recordar que en agosto de 2021 se firmó el contrato 018, por un valor de $12.025 millones, entre la Alcaldía de Riosucio en cabeza del entonces alcalde Conrad Valoyes Mendoza y la Asociación de Municipios Urabá Darién – Caribe (Asomudacar), con el fin de rehabilitar la navegabilidad del río. Sin embargo, las comunidades afirman que las promesas de mejora en la movilidad y en la mitigación de inundaciones nunca se cumplieron, a pesar de la millonaria inversión.
Hoy, los habitantes aseguran que el Truandó requiere con urgencia un plan serio y estructurado que vaya más allá de contratos sin resultados visibles. Como lo expresan habitantes del territorio, este afluente no necesita una “UCI” (Unidad de Cuidados Intensivos), sino un “TIO”: Trabajos Integrales y Oportunos que garanticen la recuperación de su cauce y el bienestar de las comunidades que dependen de él para subsistir.
De otro lado una avalancha del río Chintadó mantiene en alerta a comunidades indígenas
Durante la madrugada y la mañana de este 3 de octubre de 2025 se registró una avalancha en el río Chintadó, en la zona del resguardo Jagual, tras las intensas lluvias que cayeron durante toda la noche.
Según el reporte de habitantes de la zona, hacia las 6:00 de la mañana comenzó la creciente, la cual, pasadas más de nueve horas, no había disminuido. Videos y fotografías compartidos por la comunidad dan cuenta de la magnitud de la situación y del riesgo que enfrentan las familias asentadas en las riberas del afluente.
Hasta el momento gracias a Dios no se han confirmado víctimas mortales, pero persiste la preocupación por la continuidad de las lluvias y el nivel del río. Los pobladores piden la atención de las autoridades competentes para evitar que la emergencia se agrave.