La imagen que acompaña esta denuncia refleja una situación que no debería ser normalizada en Riosucio, pero que se repite con preocupante frecuencia. En diferentes calles del casco urbano, varios tablones que permiten a las personas cruzar zonas empantanadas e inundadas han sido robados, incluso antes de que terminen de secar río.
Este acto, además de ser un atentado contra la infraestructura improvisada que permite la movilidad en temporadas de lluvias, es una muestra clara de la falta de conciencia colectiva. Quienes se llevan los tablones parecen no entender que, con cada pieza que desaparece, se pone en peligro la movilidad de niñas, niños, personas mayores y toda la comunidad que depende de esos pasos para evitar caminar en el pantano.
Robarse un tablón no es solo quedarse con una tabla de madera; es arrebatarle a un barrio la posibilidad de moverse con algo de seguridad en medio del abandono.
Lo que se necesita es más respeto por lo que es de todos, más compromiso con el bienestar común y menos egoísmo. Riosucio ya tiene suficientes problemas como para que también tenga que soportar este tipo de acciones que agravan las condiciones de quienes más lo necesitan.
Este tipo de comportamientos debe ser rechazado por toda la ciudadanía. No es justo que unos pocos sigan actuando con total indiferencia frente a las consecuencias que sus actos tienen sobre los demás.
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